domingo, febrero 04, 2007

EL DRAGÓN Y LA PRINCESA

I




"Sos más que un muchacho interesante y profundo, aparte de que tenés un tipo muy raro."


..."Sos largo y angosto, como un personaje del Greco."


"Pero, sabés: como rompiendo de pronto con ese proyecto de asceta español te revientan unos labios sensuales. Y además tenés esos ojos húmedos. Callate, ya sé que no te gusta nada todo esto que te digo, pero dejame terminar. Creo que las mujeres te deben encontrar atractivo, a pesar de lo que vos te suponés. Sí, tambiém tu expresión. Una mezcla de pureza, de melancolía y de sensualidad reprimida. Pero además... un momento... Una ansiedad en tus ojos, debajo de esa prente que parece un balcón saledizo. Pero no sé si es todo eso lo que me gusta en vos. Creo que es otra cosa... Que tu espíritu domina sobre tu carne, como si estuvieras siempre en posición de firme. Bueno, gustar acaso no sea la palabra, quizá me sorprende, o me admira o me irrita, no sé... Tu espíritu reinando sobre tu cuerpo como un dictador austero.


...Vamos, no te enojés, si ya sé que sos un ser angelical. Además, como te digo, no sé si eso me gusta en vos o es lo que más odio."






II




...Su sonrisa era dura y sarcástica, su risa era violenta, como sus movimientos y su caracter en general: "me costó mucho aprender a reír -le dijo un día-, pero nunca me río desde adentro."


...Aquella figura que Martín llamaba exótica pero que en realidad era una paradojal manera de ser argentina, ya que ese tipo de rostro es frecuente en los países sudamericanos, cuando el color y los rasgos de un blanco se combinan con los pómulos y los ojos mongólicos del indio. Y aquellos ojos hondos y ansiosos , aquella gran boca desdeñosa, aquella mezcla de sentimientos y pasiones contradictorias que se sospechaban en sus rasgos (de ansiedad y de fastidio, de violencia y de una suerte de distraimiento, de sensualidad casi feroz y de una especie de asco por algo muy general y profundo), todo conferiría a su expresión un carácter que no se podía olvidar.


Tenía cierto aire distraído y concentrado a la vez, como si estuviera cavilando en algo angustioso o mirando hacia adentro, y era seguro que cualquiera que tropezase con ella debía preguntarse, ¿quién es esta mujer, qué busca, qué está pensando?









"Introducing" Martín y Alejandra respectivamente.


"El Dragón Y La Princesa". Primera de las tres partes de "Sobre Héroes Y Tumbas" de Ernesto Sábato.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen libro. Me siento muy identificado con varios párrafos.

FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!!!!!!!

Besotes, abrazos, y toqueteadas (?)

Anónimo dijo...

me encanta el libre!!!!
Estoy esperando q lo termines para q me lo prestes :P.

Saludos-----------------JeSs